A veces estamos tan enfocados en sentirnos bien que nos olvidamos de los mensajes y la sabiduría que tienen nuestras incomodidades y rigideces, rechazándolas o negándolas.

 “No pasa nada, estoy bien”... “Si, seguro, no me molesta”... “Está bien así”...
 ”Dejálo, no importa”...”Todo bien, lo hago rápido y me lo saco de encima”... 

¿Cuántas veces te has escuchado diciendo algo así sabiendo que en realidad la verdad era lo opuesto? ¿Cuántas veces has elegido hacer de cuenta que la incomodidad o la rigidez no existía? ¿Cuántas veces has te has resignado en vez de escucharte?

¿Y para qué? ¿Te hizo sentir mejor, o más feliz? ¿O te alejó de tus verdaderas necesidades? Cuando vamos corriendo de un lado a otro, tratando de buscar lo que pensamos que nos haría bien, y rechazando nuestra propia incomodidad y rigidez, nos estamos perdiendo la oportunidad de escucharnos y de contactar aquello que verdaderamente necesitamos. Nos estamos perdiendo la oportunidad de comunicarnos con honestidad. Y, sin darnos cuenta, estamos diciendo “Yo no importo y mis necesidades no importan”… Triste ¿no?

Yo creo que tus necesidades importan! Y Mucho! Y que el mundo sería un lugar mucho más hermoso si cada persona honrara sus necesidades y las de los demás. Así que hoy te invito a explorar una forma gentil y segura de contactar esas incomodidades y rigideces que son nuestras, para escuchar qué tienen para decir… te animás?